Las gotas que se forman al anochecer, una de ellas es la protagonista de esta historia.
Una gota, la gota mas bella que jamas el campo vio, alumbrada por la luna disfrutaba de su tiempo, y los que la conocían se aprovechaban de ello.
Amiga de sus amigos, Ayudo a florecer al cactus mas tímido de la zona y este gracias a su amiga la gota, dejo unas vistas en el campo impresionantes, mejoro su forma de ser y su relación con los demás.
La gota era especial y el cactus lo sabía.
Disfrutaban de una maravillosa amistad. El cactus no sabía como hacer mas amistades y en cierto modo envidiaba a su gran amiga la gota, pero sabia que su amabilidad y su forma de ser le permitía eso y mucho mas.
Esta gota, formada en una preciosa luna llena portaba una sonrisa y un brillo especial, unas preciosas curvas y un toque respingón, era una gota como nunca antes se viera en toda la zona, y hasta el árbol milenario, el mas sabio y conocedor de toda la historia, nunca viera una gota tan increíble.
Pero llegado el momento el cactus, sin saber muy bien porque, le habló a la gota de alguien nuevo, y ella se empeñó en que quería conocerlo, parecía alguien maravilloso alguien encantador, el lo sabia.
La gota estaba emocionada, canturreo por la hierba, contó de flor en flor, y emocionada se paseaba hablando del amigo de cactus.
El cactus nunca dudo de su amigo y por eso, tras mucho empeño accedió a mostrárselo a la gota.
Llegó la hora, cactus y gota estaban esperando y por fin llego. El amanecer.
Cactus miro para su querida amiga, la gota tenia una cara preciosa, aun mas bella que cuando la luna le reflejaba en sus ojos. Y con esa felicidad el amanecer se la llevo, el amigo de cactus pudo con la gota, cactus se quedo horrorizado y destrozado.
Tras la perdida de su gran amiga, se cerro, la tristeza le invadió, y ya nunca mas quiso volver a ver al amanecer, nunca mas volvió a ver la luz del sol, y solo con la luna desde ese entonces mostraba su flor, como recuerdo de su amiga perdida.
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