martes, noviembre 15, 2011

Romper los lazos

Temperatura baja y nada de corriente. Sientes en las muñecas en el cuello y en los pies, una sensación fría, una línea fija y dura, muy fría.
Te relajas. Al relajarte notas en manos y cuello como eso tan frío, te produce una sensación muy calida cuando algo se te escurre por cuello y muñecas.
Abres los ojos.
Lo que se te escurre es tu propia sangre, la sensación de calidez se destruye de golpe. Y eso tan frío resultaron ser cuchillas muy finas, que evidenciaste cuando abriste los ojos. Estas atado de extremidades y cuello.
La desesperación por las ataduras y los cortes te hace tirar, tratar de salir y liberarte, das un paso alejándote unos centímetros, de las cuchillas, y ahora, descubres en tus pies la misma sensación calidad que recorría tu cuello.
Miras al suelo.
Una nueva frustración te hunde la moral, el suelo por el que escapar de esta habitación esta lleno de cristales de botellas de vidrio verdes, clavadas en el frío hormigón.
Alzas la vista y ves un espejo. Descubres con nueva desesperación que no era fantasía, que estas atrapado y que tienes cuchillas atrás y botellas delante, y una llave cuelga del espejo.
Segundos de silencio.
Piensas.
Todo parecer ser una condena.
Pero decides avanzar, haces el máximo de fuerza, y consigues dar un paso, un ligero paso aun con los brazos estirados hacia atrás. Con un nuevo esfuerzo llevas tus brazos al resto de tu cuerpo y recuperas la verticalidad.
Avanzas, a duras penas. Al segundo paso notas como te caen lagrimas incontrolables, y miras hacia atrás, tus pies ya están dormidos del dolor pero dejan un rastro de sangre desde la trampa original que te tenia sujeto.
Solo algo positivo. El espejo esta ahí.
Das otro paso. Y cuando parece que te debería costar mas, notas como no es así. Pero el dolor lacerante de los pies aunque estén dormidos es constante, las lagrimas ya no llegan para soportar el palpitar de la sangre al fluir. Lloras. Ves el espejo tan cerca.
Pero lloras.
Estas a mitad de camino, dos pasos.
Solo te cuesta mover los pies, porque el dolor es demasiado intenso y tu vida acomodada nunca te hiciera vivir nada parecido. Pero los brazos y la cabeza los mueves bien, en el paso anterior notaste como tras un fuerte tirón, la tensión disminuía. Lo que antes tiraba fuerte hacia atrás ahora esta flojo y tienes cierta libertad de movimiento.
Las lágrimas siguen brotando y ahora tu nariz se inunda, te cuesta respirar. Y la ansiedad te envuelve.
Avanzas escuchando caer el líquido caliente y escarlata de tus pies contra el suelo.
Tocas el espejo.
Y coges la llave.
Las manos te tiemblan en una mezcla de dolor, emoción, ansiedad y desesperación.
No te libera de las muñecas. No sirve. La llave es inútil.
Y gritas. Frustración.
Tanto para nada. Y cuando vas a tirar la toalla.
Ves un interruptor en el borde del cristal. Lo pulsas y ves escrito en el techo, en unas letras iluminadas.
TU LIBERTAD ESTA TRAS EL CRISTAL
Maldices.
Y vuelves a gritar, el eco te hace compañía y vuelves a notar el frío recorrer tu columna, golpeas el cristal. Olvidas el dolor de tus pies para sentir el sufrimiento en tus puños.
Tres golpes. Una gran grieta se asoma.
Y con un grito y con toda la fuerza que te queda rompes el cristal. Los cristales se clavan en tu brazo al atravesar.
Delante esta la llave.
Pero al fondo esta EL.
Tus ojos se abren como platos, lo que ves supera tus peores pesadillas, creías que tu mente podría soportar cosas peores porque las historias de miedo te apasionan.
Pero El esta ahí.
Atrapado en lo mismo que tu, la sangre le fluye por su cuerpo.
Cuando parecía que nada podía ser mas desagradable.
Le notas moverse.
Pero no es su cabeza ni sus manos, se esta deslizando su tronco, están resbalando sus brazos de sus manos y su cuello de su cabeza.
Finalmente la gravedad gana y su cuerpo cae en los cristales.
Tu cuerpo tiembla y notas, algo que siempre te pareció increíble. Pero, tu cordura, se va. Tus ojos jamás olvidaran las manos, cabeza y pies de El, clavadas todavía en esa macabra cruz y su cuerpo en el suelo contra las botellas de cristal verde que todavía se clavan en tus pies, pero ya no notas. El dolor de tu mente y tu conciencia esta por encima del dolor físico de tu cuerpo.
Pero, todo podría ser peor. Aun no lo sabes pero lo poco de cordura que te queda tras esa imagen se puede perder. Y eso pasa, cuando estiras el brazo para alcanzar la llave que cuelga del otro lado, y ves, al fondo, en la trampa que le sujetaba, como la cuchilla de su brazo sale aun mas cuando tu estiras tu brazo.
Coges la llave. Y el tintineo de esta contra tus dedos es igual al de tu cordura impactando contra esta realidad que el dolor te impide pensar que pueda ser una simple pesadilla.
Te desatas.
Sin humanidad, de forma automática, ya no sientes, ya no lloras, ahora el aire te parece calido, porque el frío eres tu. Nada volverá a ser lo mismo, nada.
NADA
Desde el cristal ves un nuevo pasillo, con una tenue luz en un cartel que pone Exit. Te vas.
Al entrar en el estrecho pasillo te desclavas los cristales de los pies desnudos. Y de forma autómata alcazas lo que otros llamarían libertad.
Mientras tu mente destruida piensa en, Romper los lazos.
Romper los lazos.
Romper.
Adiós.



Nueva historia, espero que os guste.

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